Tu dignidad aroma la dulzura
de tu esencia sensible al valle ufano,
donde el amor imprime en el hermano
la bondad que sotierra a la amargura.
Para esparcir semillas de ventura,
nutres, mujer, el campo soberano
con la miel del panal de tu manzano,
que aleja de tu sol la noche oscura.
En tu mirada veo los pensiles
de tu luz con guirnaldas de marfiles
y con las albas rientes de tus besos.
Cada día tus triunfos y fracasos
son también míos, soles de mis pasos
sobre cumbres que activan los progresos.